Eva Gamallo: La actriz de mirada profunda y gran corazón / ASM MAG

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Ojos intensos a la vez que inquietos. En ellos se respira amabilidad, dinamismo y una pizca de locura por la vida, tal vez también por su acento granadino, pero que no te engañe porque pese a que Granada le ha visto crecer, su origen es de Zúrich.
Eva Gamallo no es nueva en el mundo de la interpretación, desde sus comienzos puede presumir de una intensa carrera que incluye apariciones en exitosas series de televisión y muchas obras de teatro, algo que ha conseguido por méritos propios gracias a una continua formación y a una búsqueda interior que la ha llevado a África y la India para desarrollar una labor comprometida con comunidades devastadas por las desigualdades sociales, en especial con niños.

¿Cuándo y cómo surge tu pasión por la interpretación, Eva? 

Cuando era pequeña tenía las cosas muy claras so- bre diferentes aspectos de mi vida, entre ellas que iba  a trabajar cómo actriz, que gracias a ello iba a poder  llegar a mucha gente y que iba a llevar cabo diferentes  proyectos humanitarios en los que todos entendiéramos  que somos una unidad y que juntos es cómo vamos  a crecer. 

Además, gracias a crear personajes entendía mucho  más cómo reaccionaban otras personas, aprendía con  los personajes a no juzgar a nadie. 

¿Hasta qué punto ha sido difícil abrirte un hueco  en este mundo?

Si es que lo ha sido… Más que difícil me gusta verlo como un camino intere- sante, un camino lleno de aprendizajes dónde he cono- cido a gente maravillosa que me ha ido acompañando  a lo largo de mi trayectoria. A parte también me ha  dado la oportunidad de viajar, ya sea para hacer cursos  de teatro en diferentes partes del mundo o a través de  mi experiencia artística poder irme a un pueblo africano  a dar clases a niños en un colegio. Así que todo suma,  no es sólo trabajar como actriz, sino también saber  aprovechar todo este recorrido para enriquecer cualquier movimiento que hagas en tu vida. 

Háblanos de tu trayectoria. 

Me licencié en la ESAD de Málaga, luego me fui perfeccionando con diferentes maestros; siempre me gusta  estar activa ya sea trabajando o entrenando, algo de  voz, de cuerpo, idiomas, bailes, lo que sea, pero siempre en constante evolución. 

He hecho teatro, como Los Bosques de Nyx, La casa  de Bernarda Alba o Un poeta en Nueva York; he participado en varios cortometrajes (Terapia de choque,  Lara…); también en microteatro y series de televisión como Los hombres de Paco, Hospital central, y La que se avecina, y en cine, en El violín de piedra. Es muy interesante para un actor trabajar en diferentes  medios porque te ayuda a afinar tu método y a estar aquí y ahora continuamente.

¿Cuáles son las cualidades que mejor te definen como actriz?

Según lo que me han dicho diferentes directores mi intuición, mi escucha y mi entrega total al proyecto.

En febrero estrenas El violín de piedra, ¿qué destacarías de este film?

Para mí uno de los mayores placeres de este trabajo ha sido trabajar y aprender de Carlos Álvarez-Nóvoa,
un maestro de vida tan generoso que me ha dejado cosas muy bonitas.

Aparte me apetecía mucho participar en un proyecto en el que se habla de la despoblación a través de los
personajes tan surrealistas que creó Emilio Barrachina. El equipo ha sido maravilloso, un verdadero placer trabajar con cada uno de ellos; se respiraba amor y risas en este rodaje, y eso ayuda mucho a la hora de crear.

¿La gran pantalla supone una mayor responsabilidad?

Cualquier trabajo me parece de una gran responsabilidad por mi parte, sea del formato que sea, aunque sólo llegara a una persona me gusta pensar que se lleva algo de nosotros y que forma ya parte de él. Al final todos somos iguales y la verdad que puedas mostrar como actor es indiferente a si proviene de un largometraje, televisión, cortometraje….

¿Qué nuevos proyectos tienes a la vista?

Un largometraje con Emilio R. Barrachina, Yerma, otro con Domingo Doreste (Muerte súbita) y Sed, un cortometraje con Iván López. Por ahora… (sonríe).

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